En una soleada mañana dominical, Laia, Oriol y Jaume, impulsados por su común devoción por el mundo vinícola, tomaron la decisión de cosechar uvas de xarelo negro y comenzar un proceso de fermentación en un viñedo con métodos rudimentarios.
Tanto Laia como Oriol han forjado carreras profesionales en la industria del vino, mientras que Jaume se destaca como fotógrafo, también inmerso en el ámbito vitivinícola. De este arranque (en septiembre de 2019) desenfadado y espontáneo, nace un proyecto fresco, juvenil y lleno de entusiasmo.
Pronto, este proyecto comienza a tejer algo más allá de la producción vinícola: se convierte en una iniciativa que aspira a revivir viñedos, preservar la autenticidad y disfrutar del proceso.
Esta bodega joven, ubicada en el Penedés, se dedica a trabajar sus viñas con énfasis en crear espumosos ancestrales, vinos 100% naturales, frescos y directos, caracterizados por su marcada mineralidad debido a los suelos calcáreos.